El invierno llega triste,
agua pedimos a los cielos,
mientras pasan nubes grises,
Ya no hay escarchas ni hielos,
ni lluvia que beneficie.
Nieve armiño en todo el valle,
con la HUMA blanca, sueño,
cantarían las canales,
si cayeran aguaceros,
y al compás los arroyos,
bajan la cuesta de enero.
Brotan fuentes, manantiales,
se riegan las sementeras,
los olivos y almendrales,
cae agua calaera,
en los ríos y regatos,
gota a gota, la corriente,
va besando las riberas.
Arrecia, llueve, llueve …
en los campos, secarrales,
sobre tejados y ventanas,
repicando en los cristales.
¡ MADRE MÍA, si lloviera!
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